
Tras el reciente lanzamiento de su sencillo “Un castigo”, en colaboración con Jesse Baez, Natalia ofreció el pasado 5 de julio un espectáculo muy esperado en el Alma Occident Festival de Barcelona. La artista pamplonesa, consolidada ya como una de las voces más auténticas del pop electrónico y urbano en España, deslumbró con una puesta en escena que combinó lo íntimo con lo arrollador.
Desde el primer instante, Natalia Lacunza hechizó al público del Alma Festival, demostrando que su presencia va mucho más allá de la música. Bastaron unos segundos para que el silencio se transformara en admiración colectiva: su voz, suave, pero poderosa, capturó todas las miradas y marcó el inicio de un espectáculo que fue mucho más que un concierto; fue una experiencia sensorial, estética y emocional.
Fotos de Carla Torre
La artista abrió su show a las 21:00, entrando al escenario mientras interpretaba “Muchas cosas” y “Todo lamento”, dos temas que marcaron de inmediato la atmósfera emocional del concierto. A lo largo de la noche, sonaron canciones tan aclamadas como “Un castigo”, “Cuestión de suerte” y “Cartas de amor”, que el público coreó con entusiasmo.
También tocó canciones como “No me querías tanto” que trata el dolor de una relación fallida y la dificultad de dejar ir a alguien. En la canción, Natalia expresa la lucha interna entre querer a alguien y reconocer que la relación es dañina.
El cierre del concierto llegó con “Prefiero”, una de sus canciones más intensas dentro del estilo hyperpop, y una colaboración con María Escarmiento. Con luces estroboscópicas y voces procesadas en clave techno, Natalia navegó entre lo rítmico y lo emocional, dejando a Barcelona temblando y con ganas de más. Para despedirse, Natalia saludó al público junto a sus acompañantes Paula y Pau, agradeciendo el cariño recibido.
El broche de oro de la noche llegó cuando compartió escenario con Zahara y Laporte, unas de las grandes referentes del indie español y el feminismo en la música. Ínterpretaron “Yo solo quería cantar una canción de amor” desatando la ovación del público.
Fue una noche mágica, donde la sensibilidad, la fuerza y la sororidad brillaron con luz propia en el Alma Festival.
Redacción por Aitana López