
Hace unas semanas, concretamente el 6 de marzo, Juanjo Bona presentaba en un evento organizado por Santander SMusic en la sala Shôko Madrid su álbum debut Recardelino.
Esta release party supuso un momento único e inolvidable para todos los allí presentes, pues Juanjo presentó por primera vez algunas de sus canciones que aún estaban por conocer, junto a otras ya conocidas.
Recardelino es un álbum con alma. Creado desde los sentimientos más puros, del amor hacia las personas más importantes de su vida y hacia los lugares que lo han visto crecer, esos donde ha logrado fluir como un río, de manera libre y sincera, recorriendo caminos cuyo desenlace ha sido crear al artista que es hoy en día. Recardelino es, sin lugar a duda, una oda al amor sin precedentes, al amor más puro. Es un álbum delicado, dulce, cuidado hasta los extremos más ínfimos de cada melodía y cada letra; pero también es potente, lleno de una fuerza desbordante, puro y auténtico; que te atrapa hasta dejarte sin aliento.
‘Sempiterno’: que, habiendo tenido principio, no tendrá fin. Así es la música que ha creado Juanjo, una música que perdura y no se olvida.
Y eso lo demostró muy bien en el evento de presentación de su álbum. Con su ya característica fuerza, salió al escenario entre los aplausos del público, pero antes de empezar, quiso dedicar unas palabras: «Voy a hablar primero, para relajarme, porque si no me va a dar algo». Entre una emoción palpable seguía diciendo: «Gracias, primero, por venir. Estoy muy nervioso. Hoy es con mi gente, fíjate tú el sábado cómo va a ser».
Y es que nada produce más emoción que presentar un primer disco ante sus familiares y amigos más cercanos, pese a que el público era más que numeroso. También había fans que habían tenido la suerte de ganar el sorteo que había organizado Santander SMusic para poder acudir al evento.
Fue un evento cuidado hará el más mínimo detalle, como todo lo que hace el artista. La decoración estaba hecha con el mimo más absoluto. Ya en la entrada había elementos que dejaban ver la esencia de Juanjo, la de su pueblo natal, Magallón. En toda la sala, incluido el escenario, había varios objetos personales de Juanjo traídos directamente desde su casa. Objetos que le permitieron crear un ambiente que para él era hogar y que a la vez lo convirtió en el hogar de los allí presentes.
Antes de dar el comienzo definitivo al pequeño concierto que ofreció quiso dedicar unas palabras a todo su equipo: «Quería agradecer a todo el equipo y a muchos de los que están por ahí, que si no están llegarán tarde; gracias a todo el mundo porque os quiero. Sois ya mi familia».
Con estas enternecedoras palabras dio comienzo, ahora sí, a su pequeña presentación. La melodía ya conocida de Moncayo empezaba a sonar de la mano de Marcel Bagés, David Soler (productores de Recardelino) y Antonio Torres Vega, los músicos que lo acompañarán también durante toda su gira. Empezar con Moncayo, esa canción dedicada a la montaña que veía desde la ventana de la habitación de sus padres, esa que lo vio crecer y convertirse en esa flor que es hoy en día, esa que destaca en el punto más alto de su cima, fue toda una declaración de intenciones. El amor a su tierra y sus raíces es lo que lo han llevado a crear la música tan especial que estaba presentando.
Juanjo dejó a todo el público con las emociones a flor de piel. Y así fue como presentó Villano, la que ha repetido en varias ocasiones que es su canción favorita. Esa canción que habla de él y de los prejuicios que se han creado de él por su carácter. Para presentarla decía el propio Juanjo: «Dentro de mí a veces solo había miedo e inseguridad, básicamente. Más allá de la letra, a mí lo que me gusta es la producción y la historia que cuenta la música porque esta es la que más puede sonar a la banda sonora de mi vida y que si algún día me hacen un videoclip, sonaría esto».
Una producción sublime, una letra sincera y la voz de Juanjo, esa que sacó con toda la fuerza posible, fueron los ingredientes perfectos para dejar al público fascinado. Villano comenzaba con una melodía prácticamente onírica, suave y delicada. Sin embargo, lo que nadie se esperaba es que rompiese en el puente con esos sonidos joteros tan característicos de Juanjo.
Tras una interpretación brillante, Juanjo se tomaba un breve descanso, tomando asiento y dándole el protagonismo merecido a los amigos que habían ido desde Magallón a apoyarlo. En ese momento fue cuando explicó todo lo que suponía haberse llevado esos objetos tan personales para decorar el lugar y ambientarlo como su hogar. «Uno de esos cántaros es de mi bisabuela», llegó a decir el artista. Sin duda, logró crear un ambiente perfecto para contar su historia a través de su música. «Hay mucha historia y lo quería como meter aquí para estar más tranquilo», afirmaba. Al final, nada nos hace sentir más paz que sentirse como en casa.
Golondrinas sonaba entonces. Un tema que captura la esencia misma de la vida. La nostalgia, la búsqueda de uno mismo, de querer volar soltando todo lo malo del pasado y dejando paso solo a lo que suma y a quien te suma. Una canción que simboliza la libertad. Con una melodía pura, llena de fuerza, pero muy delicada. Es un viaje a nuestro pasado, un recordatorio al niño que fuimos de que todo ha ido bien. Una canción que ha logrado anidar en lo más profundo de quienes la han escuchado.
Pero este ambiente íntimo, dio paso a uno con más ritmo. Otra de las canciones que aún no se conocían, Me sabe mal, sonaba en ese momento. El tema compuesto junto a Confeti de Odio puso el toque de energía a la noche. Juanjo, con este tema, deja claro que la versatilidad es uno de sus puntos fuertes, pues nada tiene que ver este tema con su estilo. Tal es así que estuvo a punto de no incluirla en el álbum, pero por suerte ha dejado que la gente disfrute de ella. Con una narrativa reflexiva, tratando temas cotidianos y haciendo alusión también a la amistad, Juanjo demuestra una vez más que no hacen falta grandes alardes para hacer un verdadero hit.
La recta final del evento llegaba. «Nos quedan tres temas. Para mí los tres temas más especiales. Últimamente, que es el que viene ahora, cierra el disco y para mí es como que hace un modo de resumen de lo que es todo el disco y el mensaje que yo he querido dar». Con estas palabras Juanjo presentaba otra de las canciones no conocidas. Últimamente es un tema que habla de las inseguridades y los miedos que le han traído la fama, sobre todo, el miedo a perderse a sí mismo. La forma tan emotiva en la que interpretó la canción dejó a todo el público boquiabierto, convirtiéndose de este modo en uno de los momentos más especiales de la noche.
«Esta jota es lo más importante para mí que hay en el disco, es la única canción que no es mía pero ya es casi más mía que ninguna. Y hay muchas melodías dentro del disco que están inspiradas en esta jota que es muy importante para mí, es la jota que llevo cantando desde que soy un niño. Y siempre digo que esta, la que vais a oír ahora, es mi última versión». Con estas palabras presentaba Juanjo La Magallonera, la jota por excelencia del álbum. Logró hacer de este un momento etéreo. Un silencio absoluto se instaló en el público y con una atmósfera casi celestial e incluso espiritual, logró hacer una interpretación perfecta de esa jota que lleva cantando desde niño; pero esta vez haciéndola completamente suya.
La presentación llegaba al final con Mis Tías, uno de los temas más amados por su público. La sala se vino arriba, cantando a pleno pulmón cada palabra de esa canción que es toda una apología del amor más puro, del que te cuida y te hace de cualquier sitio un hogar. De ese amor que te abraza en los momentos más complicados para hacerte sentir en casa.
Pero para Juanjo también hubo una sorpresa especial de sus amigos. Tras finalizar y agradecerle al público su presencia y el apoyo que le habían brindado, sus amigos más cercanos subieron al escenario para darle un ramo de flores y llenarlo de los elogios que tanto merecía.
Juanjo es auténtico, dinámico, su fuerza y presencia sobre el escenario son únicas; pero a la vez logra atrapar al público con esa delicadeza con que interpreta todas sus canciones. Y es que Juanjo ha logrado hacer una sinergia perfecta entre su personalidad y su arte y eso es lo que le ha hecho hacerse un hueco no solo en la industria musical, sino también los corazones de todo aquel que haya parado a escucharlo. Juanjo se ha convertido en uno de los artistas emergentes más prometedores. Ha sido valiente, ha arriesgado con su estilo, ha reinventado el folclore y, al igual que esa noche, su música promete ser igual de inolvidable.
Juanjo acaba de empezar, pero con pasos firmes, va directo al sol; fraguando su carrera de la forma más pura y auténtica. Y eso no va a pasar desapercibido.